EL EPITAFIO DE ALBERTO DURERO
Cuanto de mortal hubo de Alberto Durero
queda cubierto por este sepulcro
Willibald Pirkheimer
Acaso sea posible caminar, como el poema,
fuera del tiempo.
Acaso el llanto sirvió, como la flor y como la palabra.
Acaso la penumbra del lenguaje
sea la luz que ilumine el camino del muerto,
acaso el grito que nos trajo, caídos, un buen día, en esta carne,
perfore la materia corrompible
y nos abra los ojos.
Acaso la memoria sea el eco
de la secreta melodía del origen.
Tierra, voy a dormir contigo.
Si alguna vez despierto,
compartiremos juntos
la inmortalidad.
Beatriz Villacañas