Mándeme saludos, flores,
algún que otro abrazo...
un puñado de ese aire,
una ventana con cortinas a un viento,
un zapato perfumado de huellas,
un guante con saludo,
un recuento de tu risa.
Envíame una venia del tren de nuestras infancias,
el olor de un cigarrillo paseando por la vereda,
un complot de lunas anidando brillos
en el patio de la noche,
un cachivache rondando desprolijamente alrededor de tu casa,
un nido olvidadizo de menguantes,
una estrella dolorida pero sonriente...
¡Dale! . . ¡envíame algo que espero aquí!
doblada y sonriente en la calle de verano,
con mi voz al aire, y mis brazos abiertos...
Un abrazo de oso y muchos besos.
Anónimo (aportado por Cecilia Servín)