LO QUE PUDO SER Y NO PUDO SER
En el ancho y sombrío camposanto
de mi memoria, en un rincón, discreta,
hay una tumba plácida y secreta
que voy a visitar de tanto en tanto.
Descansa en ella, niña cariñosa,
aquel amor que no atendió a razones,
porque lo que querían los corazones
lo impidió la cabeza temerosa.
Ay de nuestra sombría adolescencia,
ay de las precauciones y temores,
ay de tantos malgastados amores,
ay de la noche ardida de impaciencia.
¿Me recuerdas? Yo no puedo olvidarte
y no quiero, por mucho que me duela,
y me imagino una tumba gemela
que tú visitas, en alguna parte.
Elías F. Gómez García