En la cafetería
miro tu marfileña mano mínima
con su delicadísima osatura:
con sus uñas pintadas sin anillos
y la imagino en torno de mi tronco
apretando ese tronco susceptible
que nos hace distintos:
tú charlas y te ríes
y das un sorbo a una bebida nácar
pero me miras
y yo sé que tú sabes lo que pienso:
no sé por qué
algo me dice que sabes lo que pienso:
lástima de las cosas imposibles...
Elías F. Gómez García