Y  LUEGO RECAPACITO Y DIGO `MÍA´

Y luego recapacito y digo `mía'.

¿Mía? ¿De qué?

¿De corazón, de siempre, de esperanza?

Mía, de azul, de rosa, de pecado,
de lo que tú quieres y de lo que yo quería
para ti.

Y más que mía eres de todas las cosas,
de tu vida, más que mía, más que tuya,
recapacito y digo `era'.
Era tu alma una dalia triste sin color
y sin encanto, que decía crecer en
primavera, pero que nunca crecía.

Recuerdo un espejo al fondo de una sala
delirante, súbitamente roto,
así que no podía mirarte, encontrar algo
de ti, tuyo, pero no mío, nunca más que
propio, de los dos, un amor tocando el cielo,

y en medio de la sala, un niño inanimado,
diciendo palabras incomprensibles,
y una muñeca, llena de polvo, en un estanque.

Al fin recapacito y digo `mía'.

¿Mía? ¿De qué?

¿De motivo, de teoría, de silencio?

Mía y feliz, y siempre tuya, siempre de nadie,
perdida irremediable en el crepúsculo dorado.