GIMNASIA SEXUAL
La gimnasia rítmica, es la mayor pasión de mi vida. Gozo como loca en todas sus formas, pelotas, mazas, aros y cintas excitantes; y ni les cuento cómo el potro de cuero somete este cuerpo; en los movimientos pendulares y circulares, los giros con el tronco y las piernas, las manos que lo apoyan y recorren su erecta estructura. Potro, amante infatigable. Supiste captar mis jugos, sobre tu lomo de retorcida piel; de arcos de fuego en la entrepierna. Potro arcaico, ¿recuerdas cuando bailaba liberada? Refregaba la piel transpirada, abrasaba y acariciaba tus contornos, buscando la parte más punzante; para mi cavidad desesperada y tu árbol del cielo.
¿Recuerdas? Cuando destrozabas el interior, con tu
dureza despiadada y me dejabas tendida de bruces; sobre tu curtida piel. Potro infatigable, las veces que fui tu amante y tal vez; ni siquiera lo
supiste. ¿Recuerdas? Cuando en danza
con ellas, sedientas; gritábamos de placer, y nos revolcábamos sobre esa colchoneta de plumas y sudores; y yo, pedía más y más, y aquellas pelotas y esa maza que entraba y salía
sin parar de la ardiente selva y ellas que mordían y gemían y unían, las salivas. ¿RECUERDAS?
Potro, POTRO SALVAJE; queda en vos, los secretos; de esas orgías despiadadas. Nada sabe de esto él, nada sabe de las pasiones que consumen mi alma. Yo quisiera hacer de todo lo prohibido; pero él no creo que acepte, sólo quiero gozar y gozar como una dama desaforada. Y también quisiera seguir con ellas; pero que él lo sepa; y comparta nuestro amor.
Y en el gimnasio, cuando todos se hayan ido; bailemos los cuatro, y hagamos el amor; junto al potro. Amigo del alma
Miguel Ángel Brandoni