Dejo el libro de Benedetti sobre la mesa.
Desciendo de la cama y toco con los pies el suelo,
Debajo del suelo,
La Tierra.
Hoy es un día de administración,
De colas, ventanillas y papeles.
Por suerte, termino pronto y decido regresar
A casa caminando. Me gusta bajar de
Ritmo de vez en cuando.
Existen varios ritmos de vida en el mundo:
Ejecutivo,
En coche,
En autobús,
Caminando y ...
Funcionario.
A mitad de camino decido parar a comprar,
Un CD de John Coltrane y otro de Amalia Rodríguez.
El de Amalia no lo compro,
Me gusta controlar las dosis de consumismo y melancolía.
Continuo caminando contento porque he comprado.
La última parte del camino la hago por el paseo
Junto al mar.
Justo después de salir de la
Tienda, te veo.
Me llamas la atención, pero no mucho.
Parece que vas en mi dirección.
Mejor.
Me entretendré por el camino pensando en ti.
Niña de las dos colas,
Tienes una más alta que otra,
Debiste hacértelas tú.
Te llamaré Sofía. Ya son 200 metros
Recorridos y no conozco tu nombre.
Por el camino voy pasando,
Intermitentemente la mirada entre
El mar, la arena, las olas, la playa,
Y tú.
Miro tu espalda y tu culito.
Me encantaría tocar tu espalda con mi nariz.
Apenas hace 400 metros que nos conocemos
Y ya me eres familiar.
Se está acabando el paseo.
Haces un amago de cambiar de dirección
Pero vuelves.
Al final nos cruzamos, antes del kiosco,
Tú vas hacia la izquierda,
Y
yo a la derecha.
Nuestros pasos se juntaron durante 400 metros.
Hay matrimonios que duran menos.
¿Por qué no te dije que me gustabas?
Porque hubieras pensado que estoy loco y
Yo no quería influir en mi destino.
Unos cuantos pasos más y ya te veo,
A lo lejos.
Una sonrisa a 50 metros y una manzana
Separa nuestros cuerpos.
Yo,
50 metros de cemento,
y
tú.
¡Hasta siempre Sofía!. Te echaré de menos.
Continuo mi camino y pienso que Sofía podría
Ser de esas mujeres que veo durante un instante
Y pienso que nunca olvidaré.
Algunas las recuerdo y otras no se si ya las olvidé.
Pero a ti,
Por puro capricho,
No quiero olvidarte.
Así que llego a casa,
Pongo el CD de John Coltrane
Y me pongo a escribir esta pollada.
Pablo Ruoppolo