Cómo decirte que tu mirada rota,
que tu sonrisa astillada contra el suelo,
que tu frente partida, ensangrentada,
que tu cuerpo en pedazos,
que tu pelo en el barro,
que tus manos crispadas,
que tus ojos de muerto,
como decirte,
como decirte, como decirte que mereció la pena.
El fuego en las entrañas,
que mereció la pena.
La sangre a borbotones,
que mereció la pena.
La carne mutilada,
que mereció la pena.
La metralla cortante,
que mereció la pena.
La muerte agonizante,
la muerte por sorpresa,
la muerte, siempre propia,
nunca ajena,
que mereció la pena.
Miguel Ángel Pérez Asensio