CONSTANCIA ANEGADIZA
Estando temeroso en la inconstancia:
De seguir siempre planteando, y seguir
con mi cuerpo agazapado
teniendo bienintencionados pensamientos.
Que no llegan a situarse en mi mano tantas reflexiones
y el trabajo,
fuente dichosa de la vida,
no riega sobre sí el caudal de su fuerza productiva.
Que mi mano,
como mi pensamiento,
golpea en el filoso diente de la espera;
baila inútilmente
en el proseguir de una idea que disuelve su intención;
y termina,
como la terminación de un goteo sigiloso,
en la más
anegada
de las incertidumbres necias.
Que mi cuerpo, exangüe, gasta sus potencias en el trajín
doloroso
del insulto y la desvergüenza.
Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi
persona.
Iván Francisco Sierra