EL CUARTO AQUEL
Aquel cuarto que tuve yo en la vida.
Allí, en la casa aquella, en esta casa,
única casa, en la que el existir
era un misterio hermoso.
Daba a levante el cuarto.
Y por la noche
se llenaba de estrellas que venía
a recogerse allí y a estar conmigo.
En ese estancia entraba de igual modo,
bien hasta el fondo y mucho,
como si fuera de su propiedad,
una luna muy grande que posaba
la mano en mi cabeza.
Era también la habitación del alba
y relucía con el sol naciente
como un palacio de oro.
Aquel cuarto que tuve yo en la vida,
que tuve yo en la vida,
en el que fui dichoso casi siempre
y en el que tantas veces sufrí tanto.
Cómo es que lo he perdido,
cómo es que no existió
y estoy en él.
Cómo es que desde aquí miro esta noche
—única noche, noche que no acaba—
el cielo fulgurante del estío.
Eloy Sánchez Rosillo